Bitácoras Viajeras
07 de febrero de 2016
Sin duda es una linda razón
para escribir.
Participar
en la construcción de un viaje es una oportunidad para descubrir la calidad
humana de las personas que te rodean. De este modo entendí que los viajes permiten
edificar pensamientos y conocimientos.
A
inicios del mes de septiembre, estando en quinto semestre y siendo del
semillero de Grupo de Estudio Nómadas
de la Universidad del valle, emprendí el acompañamiento a los estudiantes
de primer semestre de la carrera en la cual adelanto mis estudios
universitarios: Programa Académico de
Recreación. Ellos diseñarían un viaje al Eje Cafetero para el año 2015 en el marco de la asignatura Historia de la Recreación I con la metodología
de trabajo por nudos <<Hospedaje
y Alimentación, Ruta y Trasporte, Académico, Administración, Comunicación y
Gestión>>
con la que trabaja G.E.N. La oportunidad de acompañar este proceso se debió a
mi buen desempeño en el diseño y la ejecución de una ruta que se hizo en Huila 2015, la cual también hacía parte
del desarrollo de una asignatura Organización
y dinámica de los Grupos; las dos dictadas por el profesor Armando Henao.
No
conocía a los estudiantes de este curso y era un reto orientar a otras personas sobre mis
conocimientos adquiridos en el anterior viaje; tenía grandes expectativas,
ansias y temor. El objetivo que me tracé fue cumplir con la responsabilidad que
había asumido y adquirir nuevos aprendizajes. Volví a trabajar en el Nudo de Gestión poniendo a prueba por
segunda ocasión mi carácter, manera de trabajar y actuar. Al principio todo iba
muy bien, sin embargo con el paso del tiempo y transcurrir de las tareas se nos
presentaron algunos inconvenientes: al querer realizar todas las tareas a
tiempo olvide que éramos un grupo de trabajo, ignoré algunas situaciones que se
presentan alrededor de la vida universitaria y se me dificultó adaptarme a sus
ritmos de trabajo. Para resolver los inconvenientes internos del Nudo de Gestión tuve la fortuna de
contar con el apoyo de Paola Buitrago, -Una de las coordinadoras del viaje- quien me hizo entrar en razón sobre las
situaciones nombradas anteriormente.
Comprendí que debía medir mi manera explosiva y rápida de trabajar para
no afectar el resto del grupo y, cumplir con tareas como: tramitar las pólizas
estudiantiles, cotizar la impresión del boleto de rifa y elementos para el kit
de viajero y búsqueda constante de recursos. Cabe aclarar que mi relación con
ellos se mantuvo distante, sólo nos relacionábamos para lo necesario, lo cual
me enseñó a medir algunos de mis tantos defectos. Ahora creo que la experiencia
de realizar tareas de manera conjunta se trata de confrontarse, negociar,
aprender de los errores y conocer las personas desde otro lugar.
Cuando
llega la hora de partir, pasar de la planeación a la ejecución, las sensaciones
son muchas, pero sobre todo se tiene la satisfacción de que todo el trabajo
realizado ahora tiene su recompensa. Para este momento tuve la oportunidad de
relacionarme con personas de los otros nudos con las que no había podido
interactuar. Este lindo proyecto ofrece la oportunidad de reconfigurar las
relaciones: creando nuevas o moviendo las existentes. Gracias a dos amigos que
tenía en el Nudo de Ruta y Transporte
pude acércame, conocer y compartir con
los demás integrantes del nudo, quienes me hicieron el viaje lleno de risas,
buenos recuerdos y grandes conocimientos.
Todo
el proyecto fue una recopilación de
aprendizajes y recuerdos, que a la larga para
mí proceso formativo será una herramienta más de trabajo y vivo agradecida
con ello. Valió la pena el dinero y tiempo invertido, justificó madrugadas,
horas de reuniones, trayectorias al centro de la ciudad y cualquier otro
trabajo. Este proyecto fue un descubrimiento más para mí y sin duda en una linda
razón para escribir. Redactado: Stefany Valencia Duque
Participante "Semillero" para la ruta Eje Cafetero 2015
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07 de febrero de 2016
Un primer paso viajero
Cuatro
meses antes del viaje, el profesor Armando Henao ingresó a la clase Historia de la Recreación I dictada por
Diana Sánchez y nos propuso armar una salida como grupo de trabajo. Debíamos
realizar un contrato en el cual de manera democrática se decidiría si
viajábamos o no; indudablemente gano el sí. Las personas que escribieron en el
contrato que no viajaban debían acompañar el proceso de elaboración del proyecto
para tener su nota final. Días después se organizaron los nudos de trabajo1
de acuerdo a la metodología del Grupo de
Estudio Nómadas. Dentro de los nudos estaríamos con estudiantes de tercero
y quinto que hacían parte del Semillero
Nómadas y nos acompañarían desde sus conocimientos.
Con
la distribución de los nudos resuelta y una meta clara “Eje Cafetero 2015”
empezamos la elaboración de la ruta. En el camino hubo pruebas de paciencia, tenacidad,
miedo y consistencia, lo que llevo a que muchos perdieran la batalla y
decidieran abandonarnos, dejando huecos que supimos llenar con el pasar de los
días. En las reuniones de coordinadores las
mentes colapsaban y en varios casos las lágrimas fueron el resultado de los
momentos tan tensos que estábamos viviendo sin contar la presión que teníamos por
preparar la ruta en medio de un paro universitario.
Como
coordinador del Nudo Académico, junto
a mi equipo de trabajo intentamos dar sentido al nombre de <<salida académica>> Para esto realizamos cada
momento del proyecto -diseño y ejecución- un ritual de apertura y cierre. Además, realizamos dinámicas en las redes sociales y un video educativo-turístico que ayudaría a darle más significado al proceso.
Como
estrategia de Nómadas se tiene enviar
una persona para hacer la ruta con anterioridad, confirmar las cotizaciones e
investigar; para esta ocasión se envió a Paola Buitrago. La investigación duro
dos días y valió la pena por lo decisivo que fueron los datos que se
concretaron. Se tenía pensado que el profesor Armando hiciera lo mismo yendo al
parque del café, pero al final de cuentas no se vio necesario porque se había
logrado concretar todo por internet y llamadas telefónicas.
El
desempeño del grupo fue positivo el primer día. El desayuno fue en carretera, el almuerzo en el parque del café y
la comida en la ciudad de Armenia; tareas en las que estuvo a cargo el Nudo de Hospedaje y Alimentación. Al
salir del parque se cenó y realizamos el ritual de inicio de la ruta; los
deseos y expectativas fueron la idea principal en la actividad.
La
primera noche la vivimos en carretera rumbo a la ciudad de Guatape. El Nudo de Ruta y Transporte se encargó de
hablar con el chofer para evitar cualquier tipo de inconveniente que representara
un peligro para los viajeros. Al llegar nos
instalamos en el Hostal Guatapé y nos
dirigiríamos al restaurante Kenedy,
en el cual comeríamos por esos días. Luego nos dirigimos a la Piedra del Peñol para subir
con la guía de ruta y pasado este
momento nos dirigimos a la Represa de Guatape donde disfrutamos de un paseo en
Ferry.
Al
día siguiente visitamos algunos lugares como el jardín botánico el Parque de los Deseos, Plaza
Bolívar, Parque Botero, Parque de la Luz, Pies Descalzos, finalizando con la visita al Pueblito Paisa. Al llegar disfrutamos de la cultura paisa llena de
colores y música. A la hora de comer hubo
problemas con el orden ya que era un sitio muy concurrido y era difícil
encontrar mesas para tantas personas. Al finalizar el día y llegar al hotel se dio la indicación para ir a descansar, sólo
quedaron los coordinadores y copilotos para realizar el ritual de cierre del
proceso; este estuvo a cargo del profesor Armando Henao.
Cada
vez más cansados, empezamos de nuevo con un rico desayuno a unas dos cuadras
del hotel, de ahí cogimos rumbo hacia Santa
Elena para encontrarnos con una
hermosa finca silletera en la cual aprendimos cada vez más sobre esta cultura y la importancia de las flores en la
región. El viaje al Parque Arvi marcó
el paso de nuestro viaje a Medellín como el referente de la cultura originaria
de esas tierras. De ahí almorzamos <<fiambre>> en un pequeño parque
donde la vista era hermosa y al finalizar se hizo un ritual por nudos y uno
general para todos los viajeros. En este último hablamos de las personas que no
habían podido viajar, las que se habían retirado, las peleas, las amistades que
habían salido gracias a la salida, los aprendizajes para nuestras vidas y como
un trabajo colectivo puede ayudar a formarnos como seres humanos razonables, a
vivir y a tomar decisiones colectivas dejando de pensar en uno mismo.
Redactado: Rafael Ortiz Ríos
Participante "Primer semestre" para la ruta Eje Cafetero 2015
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1 Cada nudo contaba con: un coordinador, un subcoordinador y una o dos personas que hacían parte del semillero de Nómadas. Además contábamos con la asesoría de la practicante Paola Buitrago y Nicolás Betancourt -coordinador de Nómadas-
Participante "Primer semestre" para la ruta Eje Cafetero 2015
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1 Cada nudo contaba con: un coordinador, un subcoordinador y una o dos personas que hacían parte del semillero de Nómadas. Además contábamos con la asesoría de la practicante Paola Buitrago y Nicolás Betancourt -coordinador de Nómadas-
"Caminante no hay camino se hace camino al andar".
ResponderEliminarExcelente los dos relatos. Escuchar las voces de los que viajan y sus miradas al regreso siempre es una gran inquietud....¿Qué les habrá significado viajar? ¿Valió la pena?
ResponderEliminarCuando miramos hacia atrás y vemos esos recuerdos, esos momentos vividos... buenos, malos o simplemente neutros... es como viajar en el tiempo... sólo cerrando nuestros ojos...
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